Replanteamiento del capitalismo.

 La idea de trabajar con la perspectiva de lo que denomina “misiones” económicas. Estas misiones se sustentan sobre tres pilares básicos:

  1. Información fluida, identificar la información más relevante, asegurarse de que pueda desarrollar el proyecto la gente más preparada.
  2. Liderazgo, asunción de riesgos y adaptación; importancia de la captación de talento.
  3. Coordinación de políticas de distintos campos, para encontrar sinergias.
 Las misiones deben formar parte de un consenso social: he aquí un gran objetivo de carácter socio-económico. Se necesita este enfoque, esta gobernanza, que infiere asociaciones entre el sector público y el privado, cuyo objetivo sea resolver los problemas acuciantes de la sociedad. Y no centrarse en la preocupación empresarial por pagar dividendos a los accionistas.

Las políticas deben recuperar el propósito público, es decir, generar beneficios para la ciudadanía y establecer objetivos que superen la estricta lógica de la ganancia crematística. Urge catalizar la inversión, la innovación y la colaboración entre los agentes económicos. 

En el cuadro a continuacion aporta una síntesis de este replanteamiento del capitalismo. Aquí se detalla, en definitiva, la configuración de una nueva tendencia mayoritaria, parejo a los tiempos de cambios que, al parecer, se están produciendo. Transformaciones que la crisis de la COVID-19 ha empujado, a pesar de las enormes reticencias de los postulados convencionales en economía. Un orden nuevo que descansa sobre seis fundamentos:
  • Una política de estímulos fiscales,
  • La preocupación por la deflación,
  • La progresividad fiscal,
  • La regulación de los movimientos de capital,
  • La existencia de déficits públicos,
  • El incremento de la deuda pública.
La inquietud es la misma que presidió la revisión del paradigma del patrón oro en los años 1930: la caída de rentas, el desplome de la demanda agregada, el retroceso inversor y el incremento del paro, podían poner en peligro la estabilidad del sistema. Entonces, las tesis de Keynes y de sus seguidores eran eso: tesis tentativas, no probadas, que provocaban resquemor, como indica Zaharias Carter en su reciente trabajo sobre el economista de Cambridge (El precio de la paz, Paidós, Barcelona, 2021). Pero ahora ya tenemos suficientes pruebas empíricas para saber qué funciona y qué no. Y cuáles son las afectaciones sociales.





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